miércoles, octubre 10, 2007

Olores de Nueva York


Para empezar a hablar de NYC lo primero que viene a mi son las reminiscencias de aromas, olores y hedores de la metrópolis, llegar a Manhattan es preparar la nariz para una experiencia tan frenética como el mismo ritmo de vida de la ciudad.
Times Square es la menos afortunada, ya que el humo y la basura ayudan a perturbar un poco el olfato a pesar de la experiencia sensorial que supone llegar al centro de la capital del mundo.
Las esencias orientales se diluyen a lo largo de las congestionadas avenidas de la isla gracias a los vendedores ambulantes de comida de India. Pero el olor del pan y de la pizza también constituye un deleite de quienes pasean, mientras la comida thai, tan cara por Caracas, acá es demandada y con excelentes precios.
Por el olor de la comida me recuerdo que en general comer en NYC es caro y me refiero a comer un plato de comida normal. Los delis y su oferta de sadwiches y torticas abunda y es lo más accesible al bolsillo si no quiere morir en McDonald´s.
Durante mis días acá y por cuestiones de presupuesto, preferí evitar el tour culinario y dedicarme a llenar almuerzos o cenas con cosas tan disímiles como bagles, muffins (muchos), sándwich y alguna que otra chatarrita, incluídos los infaltables hot dogs.
Pero el olor más característico que puede hallarse acá es el que emana del Subway (el Metro), una combinación de vapor con madera y ancianos rieles que genera esa fragancia que puede olerse en cada parte de la ciudad.
Algunos además traen sus olores propios que prefiero ni contar la experiencia del señor con turbante que era mi vecino en el ferry a Staten Island.

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