jueves, agosto 13, 2009

Detenido por bailarin


El hombre en la grafica fue detenido por la policía por bailar tambores en la vía pública y de paso mostrar el ombligo al hacerlo.

martes, agosto 04, 2009

De Tocumen a Tocontín


Luego del retraso de una hora en Caracas para salir por el “bululú” en el counter de Copa y la larga cola de chequeo de la Guardia –que lo único que tuvo de bueno fue tener a tres puestos a Rudy Rodríguez-, finalmente partí en la calmada mañana a mi primer stop: Panamá.
Al bajarme del avión, que compartí con dos hombres: uno que parecía mula del narcotráfico y otro que quería sacar fotos de Panamá desde la aeronave. Me bajé en Tocumen, ese paraíso para los gasta-divisas venezolanos que se tongonea como Jessica Rabbit pero que luego descubres la cartelización de precios mientras los confianzudos vendedores te emplazan a comprar lo que sea.
La escala fue más larga de lo que calculé y me dio tiempo de resarcir mi deuda con el aeropuerto desde la última vez que pasé por ahí y corrí de una punta a otra mientras esperaban por mi para el siguiente vuelo y sin embargo no pude evitar comprarme unos zapatos.
Luego, cuando ya empezaba a cansarme del materialismo, me llamaron para mi otro viaje, que incluía “breve” escala a Costa Rica. Esta vez, una madre y su hijo que lucían algo temerosos de viajar en avión aunque por suerte ni vomitaron ni entraron en pánico durante el vuelo.
El paso costarricense transitó sin novedad aunque tenía ganas de bajarme del avión sigilosamente y correr por el duty hasta la venta de chocolatitos rellenos de fruta que tanto me gustan. Pero luego aborté el macabro plan.
Otra vez en el aire, mi humor ya empezaba a desdibujarse y mi paciencia se escurría por el asiento. Formularios de aduana y migración, revistas de qué comprar en Panamá y mis apuntes de la crisis de Honduras.
Al sobrevolar el inefable aeropuerto de Toncontín descubrí con mis propios ojos por qué me habían dicho que era “difícil”: una pista no muy larga enclavada en plena ciudad.
No obstante, la vuelta circunvalar por la ciudad el avión de pronto empezó a tambalearse por los fuertes vientos característicos de esa ciudad. De pronto inició un descenso casi con música de suspenso que me recordó a los antiguos aterrizajes en Mérida y con toda la potencia planeamos vía tierra cuando el turbulento vaivén hizo torcer el avión casi cuando tocaba la pista. Una película de mi vida pasó ante mis ojos. Pero aterrizamos en medio de la intensa respiración de todos los pasajeros, incluyéndome.
Luego fue bajar y descubrir que las instalaciones son más modernas de lo que pensaba, aunque cuando llegue a migración sentí que mi tía Jacinta me interrogaba sobre mis planes en Tegucigalpa.
Luego salir y ver la curiosa cara de los agentes de aduana cuando veían pasar por el lector de rayos x mi maleta con chaleco antibalas, casco y mascara.
Al fin en Tegucigalpa!
(Continuará)