domingo, septiembre 30, 2007

Any given Sunday (in Washington)


Lo mejor que se puede hacer un domingo en Washington es salir temprano a hacer ejercicios o a visitar los museos. A pesar de haberme conseguido con la sorpresa de no encontrar el Starbucks donde lo esperaba (cuando volví noté que estaba en la acera de enfrente), mi paseo caminador hacia el Watergate fue suavizado por el ambiente universitario de la George Washington. Luego usé la Foggy Bottom del Metro para llegar hasta los predios del Mall, one more time. Esta vez el edificio este de la Nacional Gallery of Art me hizo delirar con trabajos de Serra, Warhol, Lewitt, Lichtenstein y Pollock.
Mi solidario tobillo hizo de tripas corazón nuevamente para llevarme hasta los predios de la Casa Blanca a visitar el Acuario. Luego otra foto frente a la Casa Blanca, aunque no pude determinar dónde queda el Salón Oral, perdón, Oval.
Tras negarme a pagar 14 dólares por una exposición de Ansel Adams y lamentando aún más que la retrospectiva de Annie Leibovitz inicia el 13 de octubre, me dediqué finalmente a desayunar-almorzar en el estándar Cosí.
Washington está llena de gente bonita (no sólo de obesos). Y cuando digo gente digo todos: hombres y mujeres sin distinción. Por todas partes ves gente preciosa de diversas tipologías y formas. Caminando, haciendo ejercicio, sentados en los cafés. Me ha sorprendido ver tantos en una sola ciudad.
Y un sitio en especial donde aflora ese culto es Georgetown, una zona residencial y comercial al oeste conocida por sus típicas casas y sus tiendas. Por ahí está la embajada de Venezuela (foto impelable jeje) y cualquier sitio es bueno para tomar una foto, incluso de un choque en plena avenida principal entre dos buses de turistas, como tuve la oportunidad. Antes, pasé por el canal junto a un río que aunque un poco turbio da una vista como de ensueños.
Lo único que no tiene Georgetown es Metro y por eso hay que tomar los colectivos que te llevan por allá y mirar bien cuál es la ruta, aunque si se quiere hacer un poco de ejercicio también es válido.
Saliendo del bello localidad por los caminos verdes llegué de nuevo a los predios de Dupont Circle y su ambiente chic y este día más gay-familiar que nunca. Me senté un rato en plena redoma frente a la fuente y me quedé un rato en observación antropológica mientras caía la tarde. Luego la ruta de nuevo al hotel. Ya no hay más que ver en Washington.

sábado, septiembre 29, 2007

De la tolerancia homosexual al tobillo lastimado


Dupont Circle es conocido por dos cosas básicas: es la zona de tolerancia de la comunidad homosexual de Washington DC y además las más chic de la ciudad con restaurantes y tiendas de reconocidas marcas. Ambas cosas se ven confluir en un amplio perímetro que marca esta rotonda, redoma o glorieta, como prefieran decirle. También existe un ambiente bohemio con librerías y simpáticos cafés. De más está decir que en estas cuadras están los centros nocturnos de moda, sean gays o no. Un consejo para no terminar amorochado con quien no quiere es mirar la fila de entrada al lugar, si ve una gran mayoría de hombres ya usted sabe para dónde va.
Para quienes andan a pie, el Metro no tiene nada de particular y sirve perfectamente para lo que es: para tomarlo cuando tu tobillo no puede más de tanto caminar y evitar tener que pagar 10 dólares por una tobillera.
En la Farragut Square, donde está mi hotel, conseguí hasta un buhonero que vende carteras a la salida del Metro. Al final, nos parecemos, no?
Cuando la cosa no es comer chic por el Dupont Circle, la cosa es migrar más al este hasta llegar al Chinatown, que no luce como los de las películas ya que en el DC las calles son muy anchas. De todos modos, la oferta de comida sube y además de chinos puede ver los negros, los jugadores de futbol y un batallón de turistas deambulando por esas calles.
Por la 10th St muy cerca del Cuartel General del FBI (foto impelable) está todo un conjunto de tiendas de souvenirs, el Hard Rock Café y otras delicias comerciales. Todo a mi parecer es caro en esta ciudad y una camiseta del Hard te cuesta 22 dólares.
Me doy cuenta que esta ciudad no es mucho para divertirse sino para mirar museos, caminar y tomarse foto en cuanto monumento te topas, porque incluso muchos locales de comida en la zona central son sólo para desayunos y almuerzos. Si caminas de noche a veces hay cuadras en que eres la única alma.
Hoy hubo en el Mall una enorme feria del libro de varias cuadras y mucha variedad. Hasta con una bolsa todo fashion salí de ahí.
Ahora espero por mi tobillo para seguir la marcha.

Verde que te quiero verde


Ya dije que Washington DC era muy verde, verdad? En estos días de otoño todo luce maravilloso en la capital estadounidense a no ser por la invasión de mosquitos principalmente en las zonas de fuentes y “memorials”, que de eso tiene bastante esta ciudad. Creo que acá la memoria es grande, incluso vi que existe un Garfield Memorial, que elijo pensar que no se trata del gato de las historietas.
La población negra abunda acá, de esos que llaman afro-american (algunos efectivamente llevan afro). Dicen que acá es uno de los pocos sitios donde el proletariado aún es negro y no latino, pero creo que falta poco ya que las caras latinas aparecen con frecuencia. Los homeless están en todas las plazas con estilos muy particulares.
Cuando caminas por esta ciudad es inevitable recordar al personaje más famoso que ha parido esta nación: Forrest Gump. Desde el Lincoln Memorial, uno de los más emblemáticos sitios y cuya extensa fuente inmóvil es el mayor criadero de insectos y cuna de aromas dejados por los patos en el borde, uno recuerda al simpático personaje cuando en una protesta de comeflores saltaba por la fuente para abrazar a la chica aquella.
A pesar de que todo “esta cerca” como dicen, creo que el mejor término a emplear es que todos los puntos de interés están en una misma área, porque para llegar del Monumento a Washington (el obelisco gigante) hasta el Lincoln Memorial es como caminarse entero el Paseo Los Proceres de Caracas o la 9 de Julio en Buenos Aires. Ni hablar de la distancia del obelisco hasta el Capitolio, que por cierto es el edificio más alto de la ciudad, es decir que todo es bien plano por acá.
Los edificios son todos monumentales, lo que Freíd diría es una insuficiencia con otros tamaños jejejeje. Los museos abundan y los patrocinados por el Smithsonian son gratis. Hay de todo, desde el fósil de un Tiranosaurio Rex hasta un enorme Lichtenstein en las puertas de Hirshhorn Museum. El Mall, que es el área donde confluye la mayoría de estos sitios, es el espacio que lleva al Congreso. Africanos, indios y aviación son algunos de los museos.
En la zona central no se ven muchos McDonalds o Burger King. Aparecen más Subways y Starbucks que otra cosa. Si el hambre lo ataca, una opción son los baratos carros de perrocalientes.
Temprano un sábado, el DC luce desahabitado y hasta puedes encontrar con un maratón deportivo, de resto, las marchas y protestas abundan pero nada divertidas ni violentas como las de América Latina. Demasiada civilidad.

miércoles, septiembre 26, 2007

Entre Bambi y el buzon de juguete


Como si se tratara de un recuento de comiquitas o cartoons, Strasburg me ofreció hoy posibilidades más infinitas de las que pensé en un inicio. Me conseguí con Bambi, con el mapache de CandyCandy y hasta estuve en una playa de arena blanca.
No, no me inicié en las drogas sintéticas, estuve en el parque Cristal Caverns que para más señas lo tengo a “pata de mingo” del hotel. Ahí fue donde me encontré tanto con un antílope real y en vida salvaje, así como el mapache antes referido. Obvio, corrieron, aunque gracias al pana chileno que tengo por acá creo que podré demostrar que Bambi no estuvo sólo en mis sueños.
Lo de la playa es otro cuento. Si ven mi flickr observarán que salgo en una foto como en plena nieve, pues los engañé jejeje es una playa en medio del parque con arena blanca y un lago casi de postal, aunque también podría parecerse al del monstruo Ness.
Pero Strasburg además me sorprendió hoy con otras cosas simpáticas: la alegría comercial del pueblo por la cercanía de Halloween y además lleno de pequeñas banderas del país por lo que me imagino debe ser un pronto feriado o “memorial” de alguien.
Este pueblo, como me imagino muchos otros de la unión americana, parece de mentira. Tanto que hasta los buzones de correo pueden parecer del castillo de Fisher Price (ver fotos). También puede encontrarse uno con unos muñecos de una viejitos en un café o una bicicleta colgando de un poste.
Me equivoqué, este pueblo no es sólo de obesos y de motociclistas cincuentones.

martes, septiembre 25, 2007

Entre obesos te veas (EEUU Parte 2)


Una de las cosas más sorprendentes de lo que he visto en las afueras de Washington DC es la cantidad de obesos. Tanto que he pensado ponerme a dieta apenas llegue a Caracas porque se me hace intolerable, a la estima y a la vista. Pero las afueras de DC son tan típicas como cualquier película, incluso cuando llegaba en el avión veía desde el aire todos los conjuntos de casas blancas de techos negros en comunas serpenteantes que me hacían comprender cuan típica puede ser la Wisteria Lane de Desperate Housewives.
Pero más me sorprendió la cantidad de comunidades de remolque que encontré en el camino, no sé si será alguna influencia de la cercana población de Woodstock (sí, la misma donde fue el concierto aquel).
La perfección de la vista hace casi plástica la estampa que está ante tus ojos, que va desde las barandas de fibra de vidrio hasta las casas prefabricadas. Tampoco hay nada cerca de nada y la gente no camina (una razón para la obesidad). Hay grandes distancias entre las cosas más emblemáticas de esta nación: McDonalds, Burger King, 7eleven, Radioshack, etc etc. Mucha pata hace falta.
Yo por mi parte paso mis días siendo secuestrado, herido, dando primeros auxilios, a la vez que comprendo lo fácil que es que un ocioso haga una bomba, y sabiendo que mientras las minas se siembran masivamente, para quitarlas hay que usar un palito.
Los latinos demuestran por estos lados la realidad de ser la primera minoría del país. En mi hotel hay una mezcla de mexicanos, salvadoreños, hondureños y otros en un restaurante llamado RanchoViejo, en casi todos los comercios consigues alguien de Latinoamérica. Incluso hoy conseguí en mi redescubrimiento de las KrispyKreme (donuts más buenas) a un chileno. Por donde veas, en un pueblo tan conservador y apartado como este, se habla español creo casi tanto como en Miami.
Las vistas acá son de postal con esos bosques maravillosos (en mi flickr ya hay fotos de eso) y el pueblito de Strasburg ofrece antigüedades por doquier y locales muy simpáticos (prometo fotos pronto).
La comida (la otra razón del sobrepeso) es abundante, pero ABUNDANTE. Un “burrito” puede terminar siendo el Godzilla de los burros, la lasagna individual es para dos y la venden además con ensalada y pan con ajo. El fast food es la comida típica.
El clima por estos inicios de otoño es maravilloso. Mucho sol a veces pero excelente para estar en medio del bosque y de la nada.

domingo, septiembre 23, 2007

De Maiquetía al MocaLight (EEUU Parte 1)


Inesperadamente me encuentro en Miami. Estoy frente la puerta A7 esperando mi retrasado vuelo a Washington DC (casi dos horas). Llegar hasta acá no fue tan sencillo como parece pero menos problemático de lo que cuentan algunos.
Lo que sí puedo asegurar es que el día ha estado signado por la palabra “cola”. Primero en el stand de AA y en inmigración de Maiquetía, luego en inmigración acá, luego en el chequeo de la conexión. Nada que un Starbucks Moca Light frapuccino grande y un Marble Pound Cake no pueda hacer olvidar.
El momento más estresante fue en inmigración acá. La mala fama ganada me hacía pensar en que posiblemente en este momento, en vez de estar escribiendo, estaría desnudo en pelotas respondiendo preguntas en aduana.
Además con el asunto de la conexión pensé que moriría en el intento y vería mi avión despegar a lo lejos. Tanta fue la carrera por un pasillo interminable cuando llegué de Caracas, que dejé el aliento y hasta unos kilos. Incluso, en medio de la carrera me topé con el pana Juanes (sí, el cantante) y apenas intercambiamos sorpresivos y apurados gestos de saludo, eso sí, él tenía más cara de ladillado que yo jejeje.
Luego, la cola hasta el agente aduanal parecía cada vez caminar más lento, al tiempo que un recuento de mi vida pasaba por mi mente. Mentira. Pero el agente, de cara severa pero de buen trato, me hizo sólo un par de preguntas y selló mi pasaporte.
Esperar equipaje “oootro rato más” para pasar por aduana. El susto vuelve y dije: ahora sí vas a mostrar los interiores, Fab! Pero no, el agente me quitó el formulario, me preguntó cuanto dinero tenía y me mandó “por los puntitos verdes”. Pensé que era una cuña bancaria.
Sonreído de mi airoso resultado, mi felicidad terminó al descubrir que mi vuelo a DC tenía hora de salida menos de 10 minutos después y yo como a 2 kilómetros de la puerta respectiva. Corrí cual película de acción (casi sintiendo un fondo musical de Beastie Boys) sin tener chance de observar las exposiciones fotográficas a lo largo del aeropuerto, hasta llegar al chequeo nuevamente y una cola descomunal. Pero en mi desesperación intenté explicar (él no español, yo machuquing English) y el funcionario se apiadó y me dejaron pasar. Sonreí un breve segundo antes de que otra agente dijera: de todos modos el vuelo se atrasó. Así llegué hasta aquí.
(Me voy a tomar la foto para ponerla también)

sábado, septiembre 22, 2007

De vacas

Estaré ausente por diversos motivos pero vuelvo pronto, el fin de semana del 13 deoctubre. I promise. De todos modos, si puedo bloguear desde mi viaje lo haré con gusto.

NO jeans a la cadera (por amor a Dios)


Las tendencias de la moda son a veces polémicas. Muchas veces las creaciones favorecen más a unos que otros o, como en el caso que nos ocupa, se ve bien en unos casos pero en otros no. Los jeans a la cadera o de cintura baja son hechos para destacar la figura de pie y no para sentarse en una alfombra.
Por favor, si usted usa este tipo de jean tengan en cuenta donde se sienta. Se le agradece

sábado, septiembre 08, 2007

Estirarse el pellejo


Casi siguiendo al pie de la letra aquello de "estirarse el pellejo", un colectivo entre Argentina-Holanda presentó "Kavadi" en la inauguración del 3er encuentro mundial de Arte Corporal. La impresión vino cuando el modelo, lleno de ganchos fijado directamente en la piel, fue atado a alambres y elevado del piso para luego colocarle piedras en otros ganchos que tenia fijados al cuerpo por la parte de abajo. Una buena estiradita, no?

sábado, septiembre 01, 2007

Lo importante es el contenido


La piratería es una experta en hacer llegar al público material muchas veces más rápido que los propios medios regulares. Sin embargo, en el proceso de "producción" hay algunos detallitos, como cambiar el apellido de Bosé a Boce, que nunca faltan. Ellos dirán que lo que importa es el contenido, dígalo ahí?