martes, septiembre 25, 2007

Entre obesos te veas (EEUU Parte 2)


Una de las cosas más sorprendentes de lo que he visto en las afueras de Washington DC es la cantidad de obesos. Tanto que he pensado ponerme a dieta apenas llegue a Caracas porque se me hace intolerable, a la estima y a la vista. Pero las afueras de DC son tan típicas como cualquier película, incluso cuando llegaba en el avión veía desde el aire todos los conjuntos de casas blancas de techos negros en comunas serpenteantes que me hacían comprender cuan típica puede ser la Wisteria Lane de Desperate Housewives.
Pero más me sorprendió la cantidad de comunidades de remolque que encontré en el camino, no sé si será alguna influencia de la cercana población de Woodstock (sí, la misma donde fue el concierto aquel).
La perfección de la vista hace casi plástica la estampa que está ante tus ojos, que va desde las barandas de fibra de vidrio hasta las casas prefabricadas. Tampoco hay nada cerca de nada y la gente no camina (una razón para la obesidad). Hay grandes distancias entre las cosas más emblemáticas de esta nación: McDonalds, Burger King, 7eleven, Radioshack, etc etc. Mucha pata hace falta.
Yo por mi parte paso mis días siendo secuestrado, herido, dando primeros auxilios, a la vez que comprendo lo fácil que es que un ocioso haga una bomba, y sabiendo que mientras las minas se siembran masivamente, para quitarlas hay que usar un palito.
Los latinos demuestran por estos lados la realidad de ser la primera minoría del país. En mi hotel hay una mezcla de mexicanos, salvadoreños, hondureños y otros en un restaurante llamado RanchoViejo, en casi todos los comercios consigues alguien de Latinoamérica. Incluso hoy conseguí en mi redescubrimiento de las KrispyKreme (donuts más buenas) a un chileno. Por donde veas, en un pueblo tan conservador y apartado como este, se habla español creo casi tanto como en Miami.
Las vistas acá son de postal con esos bosques maravillosos (en mi flickr ya hay fotos de eso) y el pueblito de Strasburg ofrece antigüedades por doquier y locales muy simpáticos (prometo fotos pronto).
La comida (la otra razón del sobrepeso) es abundante, pero ABUNDANTE. Un “burrito” puede terminar siendo el Godzilla de los burros, la lasagna individual es para dos y la venden además con ensalada y pan con ajo. El fast food es la comida típica.
El clima por estos inicios de otoño es maravilloso. Mucho sol a veces pero excelente para estar en medio del bosque y de la nada.

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