Nada mejor que cuando el Metro de Caracas deja de funcionar porque uno tiene la oportunidad de vivir esa experiencia maravillosa de probar lo que es intentar irse en un microbus totalmente repleto y donde algunos podrían pensar que no caben más. Pero no, siempre algo parece recordarnos aquella rima de Héctor Lavoe: entren que caben 100.
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