A pesar del prominente trasero, quien empuja esta improvisada carroza no es una mujer, tampoco un travesti. Es un caraqueño que decidió travestirse para una carrera de RedBull y darnos unos "piconazos" -como decian nuestras abuelas de las mujeres que mostraban más de lo esperado con sus cortos vestidos- debido a su impericia a la hora de usar faldas.
Al menos se hubiese depilado las piernas y cuidado, que así perdió un ojo el pirata.
miércoles, mayo 21, 2008
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